El enigmático y misterioso proyecto ufoART del interesante fotógrafo Javier Domínguez "Jadoga”, ¡ya está aquí! Sus visiones inspiradas en el acrónimo ovni (objeto volador no identificado), evidencian con bastante claridad su alto nivel compositivo y delicada sensibilidad plástica, al desarrollar el alucinante episodio ufológico en esta magnífica colección que a continuación os presento.
Si observamos con atención el conflictivo término, "ovni" no tiene por qué ser necesariamente un objeto tecnológico o tripulado (puede ser también una estrella, un meteorito o un avión desconocido). Como ya sabemos, trasciende más allá de las simples observaciones aéreas y es desde ahí, precisamente, desde donde este atrevido fotógrafo exhala de una bocanada su cautivador proyecto ufoART, creando “instantáneas” imposibles para los incrédulos del misterio extraterrestre.
Para los que creemos que no estamos sólo en medio de este vasto universo, su obra es una delicia visual, un deleite para disfrutar y suponer tal encuentro. No obstante, dejando a un lado este aspecto de entretenido debate y centrándonos en su poderosa estética, su tonalidad análoga grisácea, unida a la textura elegida de la propia imagen... ¡es brutal.
Es su entonación en clave tonal media (en la mayoría de los casos), lo que más me atrajo. Todo un acierto, pues el misterio se palpa aún más si cabe. Esta valoración tonal que encontramos en cada una ellas potencia inteligentemente la importancia visual (el peso), de la propia presencia ovni. Su continua y defendida distribución espacial jerarquizada del objeto en cada una de sus creaciones, unida a esos brumosos cielos, consigue hacernos vivir tal acontecimiento como si de un mal sueño se tratara.
La soledad presente en cada una de ellas y esa atmósfera somnolienta, donde a veces un sujeto en medio de un desolado espacio contempla impasible tal acontecimiento, nos hace sentir, por unos instantes, intrusos de la propia escena.
El proyecto ufoART nos invita a experimentar una especial exaltación de la belleza, la cual debe ser elevada y priorizada por encima del tema en sí mismo.
La sensación que sentí por primera vez al observarlas con atención y con la mente abierta, liberada de prejuicios inútiles y prepotentes que a veces esta sociedad vomita desde la atrevida ignorancia, fue la de puro terror, al considerar la posibilidad real de vivir a solas esa increíble vivencia. Me imaginé sólo en medio de esos campos, observando fijamente el cielo y ese descomunal aparato sobre mí, sin emitir apenas sonido alguno.
Si valoramos su estructura, su composición y su proporción, el objeto lumínico es crucial para entender su contundente posición sobre esos infinitos cielos. Su centrípeta fuerza es evidente. ¡Fijaos bien en su meticulosa colocación sobre los cielos de cada uno de ellos! Me impresiona la proporción en relación con el individuo que, presente y firme expuesto ante el objeto, no es nada...
Ese lugar que ocupa el increíble objeto flotante (no volante, porque volar, lo que se dice volar, vuelan las aves y algunos exitosos inventos del hombre a lo largo de su lastimosa y crítica existencia) sobre sus solemnes cielos, es crucial para entender el contundente saber de composición de este gran fotógrafo, que tanto admiro.
Abrid la mente, como si de un paracaídas se tratara al lanzaros desde un avión, e intentad vivir por unos instantes estos acontecimientos casi imposibles, contemplando la grandeza artística de este fotógrafo creador puro y enamorado del misterio.
David Saborido
Comisario
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