Alejandro Botubol: Todas las tardes del mundo

Alejandro Botubol: Todas las tardes del mundo

(...) De aquel antiguo gran taller de una imprenta, en permantente penumbra, tipología industrial y a ras de calle, donde todo foco luminoso era casi por necesidad eléctrico, Alejandro ha pasado a un espacio igualmente diáfano, pero en una planta alta y abierto al exterior a través de grandes ventanales; recientemente remodelado, con aires de diseño, sus paredes blancas y lisas reflejan con generosidad la luz solar, mientras una puerta le separa del resto de los locales, del mundo, a voluntad.

El color, pues, en su paráfrasis de la luz, ya no realiza aquel recorrido tan tortuoso y contrastado para contarnos los juegos de brillos, tornasolados, rebotes y reflejos que a menudo ocupan con tanta abstracción al artista. Y la propia concentración del foco que ahora ha sido sustituido por una gran pantalla, por definición mucho más intensa pero también variable -en constante cambio según avanza la posición del sol a lo largo del año y la climatología del día-, no ha hecho de momento sino asomarse en estas últimas piezas suyas. A simple vista parecen lo mismo, lo sé; apenas se nota el cambio y nadie hablaría a día de hoy de una nueva etapa o estilo, de reajustes o cambios notables; pero los experimentos de los que parten las obras, el ajetreo continuo que se trae entre manos Alejandro con papeles de celofán, acetatos teñidos con laca de bombilla, cartulinas de color o metalizadas, con espejos, lupas y prismas que descomponen la luz en su arcoíris, cristales o planchas bruñidas, etcétera, nos avanzan que el clima y la atmósfera son ya otros bien distintos, aunque el artista nos ofrezca aún en muchos de sus trabajos resoluciones por inercia, repitiendo ciertas fórmulas que domina a la perfección y con las cuales le identificamos de inmediato. Ver lo que aún no se sabe es difícil, sobre todo para el propio creador. Pero no os quepa duda de que si hay un artista de su generación que mira con atención lo que la luz organiza a su alrededor ése es Alejandro, y estoy convencido de algo tan importante como el cambio radical en la naturaleza de la luz que lo rodea en esas intensas y largas horas de trabajo que pasa en su estudio están ya afectando a su pintura.

Oscar Alonso Molina,
TRAJÍN EN EL ESTUDIO Claves y tics en la pintura de Alejandro Botubol
Exposición Macropintura, Galeria Ponce+Robles, 2017 Madrid.

Sala Rivadavia

Del 22 de junio al 20 de julio de 2018

Horario

De lunes a viernes
De 10:30 a 13:30 h.
De 17:30 a 20:30 h.

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