Datos para una exposición
El final de la guerra civil española supuso para los leales al legítimo gobierno de la República el inicio de una diáspora que algunos pensaron sería por un corto espacio de tiempo, aunque para muchos se prolongaría durante el resto de sus vidas.
El 8 junio del año 1966, se celebró en la ‘Salle de la Mutualité’ de París un acto organizado por la Asociación Cultural Franco-Española en el que un gran número de artistas plásticos e intelectuales rindieron un homenaje a Rafael Alberti. Presidió este acto el escritor francés y presidente de esta asociación, Jean Cassou, y en él intervinieron personajes como el hispanista Marcel Bataillon, el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias --quien unos meses más tarde recibiría el premio Nobel de Literatura-- o el dramaturgo Alfonso Sastre. También participaron el escritor, ensayista y crítico de arte Max-Pol Fouchet, el poeta francés Jean Marcenac y el escritor y periodista Pierre Gascar.
Este homenaje, ofrecido tanto por intelectuales en el exilio como por otros que permanecieron en España, se podría interpretar como un acto de unión de todos los demócratas frente a la dictadura franquista, ya que acudieron y/o se adhirieron a él personajes de diferente tendencias políticas, todos con un único fin: homenajear al gran poeta de la generación del 27, símbolo del exilio y de la libertad.
El poeta Francisco Olmos fue el encargado de leer una interminable lista de mensajes como los del poeta Vicente Aleixandre, el filosofo Julián Marías, el profesor Tierno Galván, el poeta Gerardo Diego, Gabriel Celaya o Antonio Buero Vallejo, y de adhesiones como las de Pablo Picasso, Juan Goytisolo, Marcos Ana, Camilo José Cela, Carlos Barral, José Guinovart, Miguel Delibes, Susana March, Angel Valente, Juana Francés, Manolo Millares, Fernando Quiñones, Fernando Chueca, director del Museo del Prado..., y así hasta más de un centenar de nombres, además de un mensaje personal enviado por Dolores Ibárruri.
También participaron en el acto un por entonces joven cantautor llamado Paco Ibáñez y la rapsoda Tachia Quintanar, quienes cantaron y recitaron varios poemas durante el homenaje.
Toda esta valiosísima información se la debemos a Devuélveme la voz, un proyecto realizado por la Universidad de Alicante y desarrollado por la Fonoteca del Servicio de Biblioteca, el Departamento de Humanidades Contemporáneas y el Servicio de Informática, el cual persigue la “reconstrucción de nuestra historia por medio de material sonoro principalmente radiofónico, centrado en los años del franquismo y la transición democrática”, y que “pretende integrar los fondos de emisoras tanto del exterior de España (que generalmente se escuchaban de forma clandestina) como del interior…”
El proyecto se inicia con el fondo Ramírez/del Campo, de Radio París -- importante emisora del exilio-- donado a la Universidad de Alicante por dos de sus más famosos locutores: Julián Antonio Ramírez y su esposa Adela Carreras Taurás (más conocida como Adelita del Campo). El fondo contiene las grabaciones de Radio París emitidas entre 1958 y 1977, y en ellas se conserva el testimonio de gran número de personalidades de todo signo político y cultural. Con ello “se quiere devolver la voz a esas fuentes históricas de un valor incalculable para que nos devuelvan a cambio nuestra propia historia”.
Cabe destacar que Rafael Alberti y Mª Teresa León trabajaron en París-Mondial, embrión de Radio París, en 1939 al inicio de su exilio parisino, hasta que tuvieron que partir hacia América debido a la ocupación alemana del país galo.
Este homenaje tiene la singularidad de ser el primer acto de la disidencia antifranquista realizado fuera de España que pudo ser publicado, aunque de una manera breve y escueta, en la prensa española (se publicaron reseñas del mismo en ABC y El Norte de Castilla), gracias a la aprobación unos meses antes de la Ley de Prensa e Imprenta con la que el régimen franquista buscaba dar una imagen de apertura hacia el exterior, que en realidad era más ficticia que real.
La Diputación Provincial de Cádiz, en colaboración con la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz, ha querido con esta exposición dar la vuelta a aquel homenaje a R. Alberti y “homenajear a los que le homenajearon”, rescatando del olvido a los artistas, hombres y mujeres que se vieron obligados a partir a un exilio forzado y forzoso, sufriendo muchos de ellos las calamidades de una nueva guera o su internamiento en distintos campos de concentración.
Para terminar, reproducimos las palabras pronunciadas por Rafael Alberti cuando le fue concedido el Premio Cervantes en 1983. En su discurso pronunció unas emocionadas palabras en recuerdo a sus compañeros de generación poética, pero aplicable a todos aquellos compañeros de exilio, especialmente a los que no pudieron regresar y murieron en el destierro:
"(...) Nada hay más perturbadoramente doloroso que el sentir cómo nuestras raíces, esas que tenemos hincadas hondamente en la tierra nativa, se nos parten. O, mejor diríamos, nos las rompen violentamente, dejándolas al aire: una tremenda arrancadura, pero que casi nunca llega a ser total, pues siempre nos quedan ramales, largas guías, tentáculos agarrados a oscuras profundidades que no podemos conocer. Así que todo lo que allí dejamos hincado, roto, prendido en esas ensangrentadas entrañas, puede ser aún más fuerte y doloroso que lo que arrastramos con nosotros adherido, pegado sin remedio a nuestras plantas desterradas.
Nosotros, los que pudimos arribar a otras tierras, aun con las destrozadas raíces al viento, lo hicimos, sin ni remotamente sospechar, desde luego, que nuestro peregrinaje duraría casi cuarenta años, premio este solo para los que, al fin, pudimos regresar, ya que tantos miles por aquellos países quedaron, y muchos para siempre. Entre ellos, parte de nuestros más grandes poetas."
Carmen Bustamante
Compartir en Delicious
Compartir en Facebook
Compartir en LinkedIn
Compartir en Twitter